Ayer, después de una larga semana de trabajo, decidimos un grupo de amigos irnos a cenar. Como siempre, después de largos años de conocernos y hacer lo mismo, iniciamos el ritual que está inexorablemente unido a este tipo de excursiones nocturnas:
- Oye ¿qué vas a hacer esta noche?.
- No sé, no tenía nada pensado ¿por qué? (esta pregunta es inecesaria porque ya se sabe que el otro anda maquinando algo).
- Vamos a algún bar a tomar algo y platicar ¿cómo ves?.
- ¿Ya les hablaste a los demás? (La respuesta no es un sí o un no pero se entiende que ya diste por sentado que te apetece ir).
- Sí pero que les digamos en dónde nos encuentran.
Aquí empieza una profunda y larga discusión de qué lugar sería el mas apropiado.
- Muy bien y...¿qué has pensado?
- Pues no sé...¿qué lugar se te antoja?.
- La verdad me da igual donde tú quieras está bien.
- No, no dime tú, yo lo que quiero es estar con ustedes y tomar un par de cervezas, eso es todo.
- Pues yo igual pero no se me ocurre ninguno.
- Que la &%$#@% (palabras no traducibles para el lector aficionado a este blog)...¿qué quieres cenar?.
- Pues no la verdad nada... ¿por qué mejor no les preguntas a ellos qué quieren?
Se les habla a los demás y se les pregunta. Para no hacer muy largo esto digamos que usando el famoso copy-paste del diálogo anterior es suficiente para entender la conversación. Después de 15 minutos de intensa disquisición mental se decide finalmente el lugar. Como todavía faltaban unas dos horas para reunirnos le dije a uno de ellos que me hablara a la casa (mi teléfono celular vió cortada su existencia por un sobre exceso de pagos que hice durante el mes) para que me avisara que ya iban para allá. Hasta ahí todo funcionó muy bien, recibí la llamada, salí tranquilamente a la calle, encendí el coche y salí para el bar dándome mi tiempo. Al entrar me dí cuenta que, como siempre, era el primero en llegar. Me recibe una señorita muy simpática y me pregunta ámablemente qué lugar deseaba. Le contesté que andaba buscando unos amigos que se suponía ya estaban ahí y con una sonrisa me dice que yo era el primero en entrar, claro que en esos momentos le quise preguntar dónde se encontraba el trapeador para inciar mis labores. Después de 15 ó 20 minutos de espera comenzaron a dejarse ver. Todos, sin excepción, comentamos que solo estaríamos un par de horas porque había que trabajar al día siguiente y pedimos la primera ronda. Para no hacer la historia larga, caímos en la cuenta que las dos horas se habían convertido en cuatro o quizá un poco mas porque la muchacha que me atendió al llegar nos dijo que si queríamos algo mas porque ya iban a cerrar. Todos miramos incrédulos el reloj y dispuestos a decirle que por qué cerraban tan temprano pero nuestra sorpresa fue mayúscula cuando vimos que tenía razón ¡ERA MUY TEMPRANO!.
¿Por qué después de tantos años de conocernos seguimos haciendo lo mismo?
Fuera del aire.
PD. Quiero aprovechar para decirles que TODOS se la pasen muy bien en estas fiestas y que les deseo una ¡FELIZ NAVIDAD y PROSPERO AÑO NUEVO!.
PD2. No lloren en enero regreso con mas cosas.
PD3. Esta bien, esta bien, no le hagan caso a la PD2 y lloren cuando regrese.
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