Antes de irme hacia tierras norteñas quisiera dejarles unos cuantos ejemplos de lo que sería el mundo sin nosotros los ingenieros. No, no, no es que seamos muy buenos pero es una realidad innegable que la risa es un remedio infalible para aclarar las ideas y desalojar por un momento el etrés del día. Nos vemos en tres semanas y les prometo a mis tres fieles seguidores que haré todo lo posible por volver a escribir algo en este lugar.
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