Desde hace días me ronda una idea en la cabeza y es la de terminar lo empezado, ya saben, como los propósitos de año nuevo para después terminar en nada. Según yo, y para pesar de mis lectores, había comenzado a escribir una novela larga de esas que según tú, nadie mas obviamente, sería una que se convertiría en un clásico, ventas record alrededor del mundo y conferencias de prensa por doquier, en fin que, ese libro fantástico y estupendo no ha salido del tercer o cuarto capítulo, está guardado en un archivo, todo empolvado y como me ha dicho una amiga recientemente, como la guayaba y la pelusa que salen en Pepe El Toro, todas desaliñadas y llenas de tierra. ¿Por qué - se han de preguntar todos ustedes- lo has dejado tirado, guardado y escondido en el baúl de los recuerdos? Ya quisiera yo contestar esa pregunta, quizá tan sencilla de responder, pero la realidad es que está como el tráfico del periférico del DF, parado, obstaculizado y anegado de vendedores ambulantes que solo te hacen perder mas el tiempo. Esta semana le dedicaré tiempo, propósito renovado y palabra del osito bimbo, al libro, a los personajes y a todo lo que habrá alrededor de la trama.
Cambio y fuera.
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