lunes

Hace 27 años


Desde hace unos meses se estuvo gestando, rumiando y organizando la reunión del vigésimo séptimo aniversario de la generación '83-'85 de la preparatoria y que tendría lugar en el Kabuki con la Sta. Misa celebrada por Salvador Velázquez que fue compañero de nosotros. He de decir que, para tan esperado evento,  el 'Feisbuk' fue de gran utilidad para su difusión y organización, y como era de esperarase los comentarios iban y venían sobre la fecha, lugar y horario mas adecuados para la Misa y la cena. Salvador, con ese talante tan amable que le caracteriza, se ofreció venir desde la ciudad de México para oficiar la Sta. Misa en la capilla de nuestra antigua escuela, detalle que se le agradece mucho porque imagino que sus obligaciones como jefe de su seminario mayor lo han de tener copado. En cambio, el lugar de la cena no fue tan difícil de elegir porque todo mundo coincidió que el Kabuki era el mejor lugar por dos razones: Jorge, su anfitrión, se pinta solo para esas ocasiones y la comida que se ofrece es de buena calidad.

En este post no quiero hacer una reseña de la reunión porque, entre otras cosas, muchos comentarios los hallarán en el muro del grupo del feis y no quiero repetir lo dicho. Me gustaría hablar mas bien de una serie pensamientos que se me vienen a la cabeza al recordar las palabras que se dijeron en la Misa. Antes de comenzar con este choro mareador quiero decir en primer lugar que el gusto y la alegría de vernos ahí reunidos veintisiete años después fue muy grande. Se puede decir, y con toda razón, que lucimos mas viejos, algunos mas panzones que otros, pelones o con canas pero, también se puede agregar:  como los buenos vinos.. mejorando con los años. La verdad no quiero imaginar como luciremos dentro de 30 años, es posible que algunos necesitemos bastón o que hablemos mas pausadamente pero una cosa es segura; amigos siempre seremos.

En la reunión hubo de todo: gente que no veía desde que salimos de la prepa, otros que son mas esporádicos en los encuentros o los que son regulares pero lo curioso es que me dio mucha alegría estar con todos ya que la sensación fue de cercanía y camaradería como si fuera ayer cuando salimos de la escuela. Muchos de la generación no asistieron y los motivos son los que se pueden esperar: viajes, responsabilidades, lejanía física, etc. pero estuvieron presentes aunque solo fuera de deseo. Los que nos han precedido dejado en este valle de lágrimas antes que nosotros están en estos momentos disfrutando de su eterna reunión en el cielo esperando a que lleguemos para hacerles compañía. 

Es posible que dentro de 27 ó 30 años los que estén todavía aquí se acuerden de los que hayamos partido pero los  que estemos allá organizaremos una recepción que los pocos que queden aquí deseen llegar allá. 

Un abrazo a todos.. 

2 comentarios:

r.a.m. dijo...

Muy bien. Sí, la pertenencia a un grupo perenne son de las cosas que valen la pena. Y también la cita de los buenos vinos vale.

Lily dijo...

Arturo, tienes mucha razon y creo tambien que el punto fundamental de estas reuniones es dar continuidad a la amistad. Un gustazo verte despues de tantos años !!!