viernes

Pensamientos desde una escuela

Ante la aterradora imagen de estar sentado toda una mañana sin hacer nada en una escuela, he decidido pedir la clave de internet y ponerme a escribir. Vine acompañando a unos alumnos al foro lector y, gracias a Dios, yo no tengo ninguna responsabilidad aquí.



Mientras escuchaba a los oradores iniciales del foro, un inspector de zona y a un profesor de esta escuela, mi cabeza se fugó hacia otros derroteros menos soporíferos y desalentadores que con un discurso tal, dormiría a la misma Atenea diosa de la sabiduría. No os apuréis, no haré ninguna disertación sobre este foro que serviría de remedio al mas reticente de los insomnios sino, mas bien, al comentario que me ha hecho la esposa de un buen amigo mío y ex compañera de juventudes preparatorianas. El comentario que hizo acerca de un libro que comenté, Orgullo y Prejuicio, fue el siguiente:

"Pues si, una astuta y creativa escritora, cuanta imaginación se necesita para escribir un libro, verdad ? Y no te preocupes, era sólo pura imaginación"

La idea me hizo pensar en la historia que he intentado hacer desde hace unos meses, y no ha salido por tratar de evitar parecerme a otros ya publicados. Es difícil en verdad escribir una historia atrayente, verosímil (aunque sea ficción), fluida, que no se detenga demasiado en descripciones y que a la vez no esté falta de ellas. Me parece que para lograr estas realidades no solo hace falta imaginación sino también conocimiento y  sensibilidad de las cosas. Imaginación para poder describir situaciones, lugares, acciones. Conocimiento sobre caracteres, ropas, la naturaleza misma. Sensibilidad para poder describir todo tipo de reacciones en las personas, objetos, etc., que logren tocar las fibras de cada lector. Es agradable cuando alguien te dice que lo que has escrito está bien hecho pero, sobre todo,  la historia que has contado, le ha hecho volar su imaginación, que a llorado y reído con cada personaje y que al final ha terminado satisfecho de lo que has querido transmitir.




Les puedo decir, por experiencia propia, que cuando escribes algo de cualquier tema ya sea novelas, fantasía, historia, te rodeas de los mismos personajes que creas, de los lugares que describes, de las situaciones que rodean tu historia que si pudieras tomar una foto imaginaria se podría captar en ella todo lo que vas suscitando en esos momentos.

Les puedo adelantar que el cuento prometido meses atrás ya tiene una solución de continuidad y que espero pronto, no este mes, pero para enero podrán leer, no sé si disfrutar, el primer capítulo de él.

Adeu!

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